jueves, 12 de junio de 2008

AUTOCHIVO: NOVEDADES EN CON-SECUENCIAS




En el blog "Con-secuencias", que la gente de Revista Ñ tuvo la gentileza de concederme (http://www.revistaenie.clarin.com/) hay dos entradas recientes. Una tiene que ver con el Festival Monterey Pop y la otra con el aniversario número 40 de la creación de Mandioca, el primer sello indie argentino dedicado exclusivamente al rock nacional. Ojalá les guste.

TIM BUCKLEY, NAVEGANTE ESTELAR


A la misma serie de notas que incluyó la de Captain Beefheart pertenece esta semblanza del gran cantautor estadounidense Tim Buckley, cuya influencia en la escena musical de los últimos 25 años recién comienza a evaluarse en toda su magnitud. Ah, y para los más jóvenes, sí, es el papá de Jeff...

Tim Buckley estaba adelantado a su tiempo antes que se estilase que estar adelantado a su tiempo. Cuando su voz suena en una habitación, las personas olvidan las nimiedades que están perpetrando y se ponen a escuchar. La voz de Buckley pronto invade los intersticios entre las moléculas. Pronto, el espacio todo rinde el parque.
Al igual que el boxeador de Paul Simon, cuando Tim Buckley dejó su casa y su familia, no era más que un muchacho en la compañía de extraños. Extraños sabios y sensibles, como Jac Holzman, jefe del progresista sello Elektra. A principios de los 60 Elektra había hecho su cabecera de playa en el mercado discográfico copando varios ejemplos del folk existencial de entonces: Tom Paxton, Fred Neil, Judy Collins. Con el saco a medio poner, como muestra la portada de su primer álbum, Buckley recorrió los cafetines del Soho neoyorquino y los clubes de Los Angeles. Cara querubinesca, aura enamoradiza, guitarra en ristre. El debut, Tim Buckley, podría pasar por una nouvelle vague de ocres sueños hippies, si no fuese porque Buckley ya apuntaba más alto. Nunca se lo vio cómodo entre los burgueses intentos de rebeldía del rock californiano. Tuvo, sí, un hit considerable con su segundo disco, Goodbye and Hello, cuando las coordenadas de sus intereses se cruzaron con la breve primavera de la contracultura: “No Man Can Find the War” lo encontró ponderando el absurdo de la guerra; “I Never Asked to be Your Mountain” expresó su ambigüedad hacia el compromiso sentimental y “Pleasant Street” insinuó su desconfianza frente a los paraísos químicos. La Norteamérica joven lo amó. Buckley, sin embargo, no se detuvo a saludar. Disfrutó del sexo, la plata y el status que le daba su nueva condición de favorito, pero no se le nubló el juicio. Con las mismas pocas pulgas con que una vez dejó plantado al productor de un programa de TV (“¡Mirás vos! ¡Este imbécil me pide que mueva los labios y haga creer que canto mientras pasan mi disco!”), Buckley se fue alejando de quienes pretendían mostrarle los peldaños del escalafón folk-rockero a cambio de un voto de mansedumbre.
Tim Buckley rodeó su talento de talento. Con un amigo poeta, Larry Beckett, encajó estrofas sinuosas en melodías cada vez más esotéricas. Otro lugarteniente de años, el guitarrista Lee Underwood, le protegía las espaldas comandando un grupo con la elasticidad del jazz íntimo y la osadía del avant-garde. Los títulos de sus discos no son casuales. Goodbye and Hello significó un adios a los ritos del establishment rockero y un hola esperanzado a territorios inhollados. Happy/Sad plasmó su inquietante ciclotimia musical en seis piezas expansivas, de múltiples estímulos. Lorca trazaba un curioso paralelo con aquel malogrado escritor español, atrapado con su prosa elegante en una época de fundamentalismos tan ciegos como monolíticos.
A despecho de su fama de negociante calculador, el entonces mánager de las Mothers of Invention, Herb Cohen, siempre tuvo un sexto sentido para detectar dones inusuales. Fue así que le pareció natural sumar a Tim Buckley a los sellos gemelos –Straight y Bizarre- en los que estaba asociado al líder de las Mothers of Invention para estimular formas musicales originales, esas que se caen por los bordes del mercado tradicional. Con Beckett en el ejército, el cambio de década encontró a Buckley alejándose progresivamente de la canción tradicional. Sus canciones se volvieron oblicuas en estructura y menos verborrágicas en la parte lírica, tratando la voz como un instrumento más, rodeada del timbre sutil del vibráfono, baterías con escobillas, guitarras acústicas. Una idea de su total indiferencia a las leyes del mercado discográfico lo da el hecho de que publicó Blue Afternoon y Lorca casi en forma simultánea, en sellos diferentes. Una vez más la clave del primero puede buscarse en el título: canciones apacibles y melancólicas para una bucólica tarde que se va de a poco.
Le faltaba aún tirarse del trampolín –como siempre, sin fijarse si había agua debajo- y Tim Buckley dio graciosamente el salto en Starsailor. Navegó las estrellas tras la musa-nereida de su clásico inmortal “Song to the Siren”; ese mismo que Liz Fraser entonó junto a This Mortal Coil, presentando a Buckley a la generación de los ochentas.
El espíritu errante de Buckley no era fácil de satisfacer. Mucho antes que el rock coqueteara con los sonidos folklóricos del mundo, Tim buscó la proyección a otras geografías musicales y para ello se enroló en un curso universitario de etnomusicología. Agotadas las regalías de sus tempranos hits, los rumores lo sitúan trabajando de taxista y de chofer, mientras perseguía una carrera paralela de actor, guionista y escritor.
Con todo, su nervio motor siguió siendo la música. En Greetings From L.A. se reinventó como un shamán erótico y funk; la sutil austeridad de antaño reemplazada por bronces, órgano, percusiones, coros y cuerdas. La voz de Buckley, no obstante, era el centro del huracán. De hecho nunca mostró mayores recursos expresivos que en orgástico scat de “Get On Top”. Sefronia conservó la carga sensual pero le agregó un toque de misterio al repertorio propio (“Quicksand”) y una nueva dimensión a temas ajenos, como muestran sus covers de “Dolphins” (de Fred Neil, el autor de “Everybody’s Talking”) y de “Sally Go Round The Roses”, que en boca de Tim pasa de una simple canción de amor a la obsesión de un potencial predador sexual.
Europa, y en particular Inglaterra y Escandinavia, fueron un refugio artístico para Buckley ante la indiferencia que encontraba en su país. No en vano varios de los mejores testimonios de su música sobre un escenario, aparecidos pos mortem (Dream Letter, Once I Was, Morning Glory) provienen de excursiones al viejo continente. Pero su status de héroe de culto no alcanzó para cambiar la historia. El curioso sino revelador de los títulos de sus álbumes asomó de nuevo Look At the Fool, donde –por primera vez en su carrera- Buckley no parece estar en control de su producción musical. Su voz, impresionante como siempre, navega errabunda entre temas mundanos y arreglos estandarizados.
Nadie sabe bien qué pasó aquella infausta noche de junio del 75. Los testigos dicen que Buckley –que se aprestaba a dar un nuevo golpe de timón y recuperar las riendas de su carrera- estuvo en una fiesta con amigos y cedió a la tentación de aspirar algo de heroína, una droga con la que coqueteó en varios pasajes de su vida. El hecho de estar limpio de adicciones, paradójicamente, puede haber dictado su sentencia de muerte, ya que el metabolismo de Buckley se había desacostumbrado a tolerar la sustancia química.
Ese cálculo errado de una noche de celebración privó al mundo de volver a escuchar a una de las más grandes voces de la historia del rock. Un buen aporte a la teoría de que el talento se transmite con los genes lo da el hecho de que Jeff Buckley (producto de una relación casi adolescente de Tim) continuó la senda de cantautor brillante de su padre en los noventa, para extinguirse de una manera no menos trágica, arrastrado por una corriente del río Mississippi. Pero esto, como suele decirse, es otra historia.

ALBUMES ESENCIALES

Happy/Sad (1968)
Blue Afternoon (1969)
Starsailor (1970)
Greetings From LA (1972)
Sefronia (1973)
Morning Glory: The Tim Buckley Anthology (2001) (Recopilación de 2 CDs)

7 CLASICOS TIM BUCKLEY

“Strange Feelin’”
“Buzzin’ Fly”
“I Must Have Been Blind”
“Song to the Siren”
“Get On Top”
“Honey Man”
“Dolphins”

SITUACION DE LUGAR
Otras bandas y solistas en actividad durante el apogeo de Tim Buckley: Frank Zappa, Randy Newman, Fred Neil, Little Feat, Nick Drake, John Martyn, The Incredible String Band, David Ackles, Tim Hardin, John Cale

...
Nació el : 14 de febrero de 1947 en Washington DC, USA
Murió el : 29 de junio de 1975 en Santa Mónica, California, USA

jueves, 5 de junio de 2008

Captain Beefheart, el lobo que aúlla en la noche


Hace algunos años, realicé algunos breves bosquejos biográficos de antiguos héroes músico-vivenciales, entre ellos el gran Don Van Vliet, mejor conocido como Captain Beefheart. Que lo disfruten.


Captain Beefheart es subversivo en el peor sentido posible. Escuchá “Abba Zabba,” por ejemplo, y tu primer impulso será mandar a la mierda a toda persona que te hable de madurar, conciliar, aceptar y todos esos otros verbos que riman con resignar.
Cuando Don Van Vliet pasó a ser Captain Beefheart en el 65, ya amaba el blues y era amigo y rival de Frank Zappa. Realizó el par de cabriolas necesarias para lograr un contrato de grabación y después hizo lo que se le dio la gana.
La guitarra de Ry Cooder le puso elegancia al debut, Safe As Milk. Fue una ironía genial llamar “inofensivo como la leche” a un disco que desestructuraba el andamio rockero con su blues díscolo y deforme. Los críticos bufaban: “¿Cómo un tipo sin educación formal podía enseñarle a tocar a sus músicos?” La contradicción no era tal: Beefheart les enseñó su música -la que oía en su cabeza- y hasta les dio nuevos nombres para que la tocaran; una forma simbólica de dejar en suspenso sus vidas mundanas. A la paciencia y habilidad del guitarrista Bill Harkleroad (Zoot Horn Rollo) y demás miembros de la Magic Band debemos la traducción de las visiones de Van Vliet al formato de canciones.
Las palabras, en cambio, fueron reino exclusivo del Capitán. Don las hacía girar en el aire y pararse de cabeza y adoptar significados más allá de los significados. Emociones primarias: mi sonrisa está atascada / no puedo volver a tu tierra de ceño fruncido (“Frownland”); luces y sombras: la luz flota bajando por el río diurno en una balsa roja de sangre / la noche bloquea los cielos como un enorme y brillante bicho negro (“Well”); mariscos mutantes: lúcidos tentáculos tantean, mangas y junturas con tramas de jade y puntiagudos diamantes / sueño carnal de neón de un pulpescado (“Neon Meate Dream of a Octafish”).
La marea del Capitán juntó masa crítica a través de álbumes como Mirror Man y Strictly Personal, y estalló en feroz maremoto con Trout Mask Replica, álbum doble editado en 1969 por Bizarre, el sello de Frank Zappa. Aunque buena parte se hizo en un estudio convencional, Replica comenzó en la casa que compartían Beefheart y la Magic Band. Sus pasillos y recovecos fueron sala de grabación y algunas partes se registraron al fresco, entre los arbustos del jardín. Replica no es para quienes prueban la temperatura del agua con el dedo gordo del pie. Tenés que tirarte de cabeza a la pileta de sus ritmos truncos y sus melodías retorcidas. Dejarte abrazar por la energía erótica de sus borbotones de estrofas y que la voz gutural, animal, de Van Vliet aúlle y orine tu sala, marcando su territorio. Toda catarsis tiene un precio.
Warner, distribuidor de Bizarre, le extendió el contrato y en los primeros años 70 aparecieron otros tres clásicos. Lick My Decals Off, Baby es la lógica continuación de Replica, con un rol instrumental más prominente, sobre todo de las guitarras. The Spotlight Kid fue un experimento en diferentes texturas de blues. Beefheart adopta un registro susurrante, misterioso. “I’m Gonna Booglarize You Baby” y “Blabber ‘n Smoke” recuerdan el tono amenazante y obsesivo de John Lee Hooker. Clear Spot tiene el drive intenso y marchoso del R&B de New Orleans; decorado de bronces y percusiones rodean a un Van Vliet singularmente versátil.
Beefheart horrorizó a los puristas cuando –típica jugarreta- decidió hacer dos álbumes “comerciales” para Virgin: Unconditionally Guaranteed (se lo ve aferrando un puñado de dólares en la tapa) y Bluejeans and Moonbeans. Hoy que la banalidad es moneda corriente en el rock, ambos pasarían como dignos exponentes de rock alternativo. En aquel momento, en cambio, recibieron palos de críticos serios, preocupados por la “caída en desgracia” de su ícono underground.
Beefheart se reunió con Zappa en Bongo Fury, del 75, una forma de calentar motores y volver a lo suyo. Con una nueva Magic Band, hizo Shiny Beast (Bat Chain Puller), un álbum rico y extrovertido que recupera su prosa exhuberante. Un favorito: “Tropical Hot Dog Night” (Noche tropical con panchos / como dos flamencos en lucha por una fruta / todo los colores del día arremolinados en la noche / yo toco esta música / para que las jovencitas salgan / a conocer al monstruo...). Lo sucedió la sofisticada belleza de Doc At the Radar Station y en el 82 apareció su último testimonio musical hasta la fecha: Ice Cream For Crows.
Harto de la escena rock, Captain Beefheart volvió a ser Van Vliet, se recluyó en una casa rodante del desierto Mohave, y se volcó a su otra pasión: la pintura. Varias exposiciones internacionales y la alta demanda de sus cuadros que reciben los marchands hablan de los resultados.
“Ya no existen danzarines, los posesos...” comenzaba diciendo un poema de Jim Morrison. Pensando en el Capitán prefiero decir: existen, tan sólo cambian de piel.

Alfredo Rosso

ALBUMES ESENCIALES

Safe As Milk
(1967)
Trout Mask Replica
(1969)
The Spotlight Kid
(1972)
Clear Spot
(1973)
Shiny Beast (Bat Chain Puller)
(1978)
The Dust Blows Forward (An Anthology) Recopilación de 2 CDs.
(1999)


7 TEMAS CLÁSICOS DE
CAPTAIN BEEFHEART

“Abba Zabba”

“Electricity”

“Ella Guru”

“Moonlight on Vermont”

“I’m Gonna Booglarize You Baby”

“Tropical Hot Dog Night”

“Ice Cream For Crow”


LOS HEREDEROS : La influencia de Captain Beefheart puede detectarse en Pere Ubu, Wire, XTC, Public Image Ltd., Tom Waits, The Birthday Party, Lydia Lunch, Television, Richard Hell & The Void-oids, the Residents, Shriekback, Magazine, Moonshake, Nick Cave & The Bad Seeds y P.J.Harvey, entre otros.